Como hace demasiado que no actualizo y
estoy hasta las narices de otras cosas, voy a ver si me desahogo un
poco con el blog.
Hace tiempo que apunté esta entrada
por varios motivos. El primero, porque en Facebook no dejan de
bombardearme con páginas que tienen unos programas de putísima
madre que todos los médicos “odian” -hay que ver cómo sois los
médicos con odiar todo lo milagroso-. El segundo, porque esto me
llevó a una página en la que una entrenadora Australiana demostraba
su “antes y después” con dos fotos. Y tercero, porque en mi
familia no se ha dejado de hablar durante todas las navidades de
dietas, ejercicio y mierdas varias -y me callo el comentario, porque
podría ser hiriente, y les quiero-.
Finalmente, tras comprarme una báscula,
darme cuenta -una vez más- de mi auto-tortura con el peso, y varias
cosas de Twitter juntas, he decidido ponerme a escribir.
Empezaré por lo que me hizo poner este
título en “cosas que tienes que escribir en el blog”: aquellas
fotos de la entrenadora.
Concretamente, me refiero a este enlace.
A grandes rasgos, viene a decir que las dietas milagro, las pastillas
adelgazantes y todas estas cosas, son una soberana estupidez. Y lo
demuestra fácilmente con estas fotos, tomadas antes y después de su
propio método:
Para quien no entienda inglés -o no
quiera entrar al enlace-, las fotos tienen una diferencia de tiempo
de 15 minutos. ¿Milagro? No. Una ropa más adecuada, cambias la
postura, te peinas, sonríes, y ala, “dieta milagro” superada.
Como veis, todo un “engaño” para
la vista, que hacen que pobres mujeres inseguras por su cuerpo se
dediquen a seguir métodos que no las van a llevar a buen puerto.
Seguidamente, voy a tratar otro punto.
Esos anuncios. Esas fotos del antes y el después. ¿Habéis visto la
foto de esta chica? ¿Os parece gorda la de la izquierda? Si vuestra
respuesta es “sí”, tenéis un problema.
Y, antes de seguir, hago un pequeño
inciso:
Estar gorda no tiene nada de malo. Es
un hecho y punto. Hay gente gorda, gente delgada, y gente “normal”.
Depende de tu percepción dirás que alguien está gorda, delgada o
normal.
No hay un punto, unos kilos, una talla,
en la que todo el mundo coincida. Es evidente que una talla 36 es
delgada, y que una 52 es gorda, pero no es un insulto ni una cosa, ni
lo otro. Ni todas las de la 36 son anoréxicas ni todas las de la 52
tienen un problema de salud, aunque estas cosas es otro tema que creo
que trataré en otra entrada dentro de poco.
Siguiendo con el texto, que tenéis un
problema, os dije. Esta chica es entrenadora personal. Hace deporte,
probablemente coma bien y, no sé en qué talla estará, pero dentro
de su peso, seguro. Y no, no está gorda. Pero muchos de estos
anuncios hacen que las chicas se vean enormes, inmensas, si no tienen
la figura palillo que aparecen en la mayoría de los “después”.
Y esto, queridos señores, no ocurre porque el mundo sea malo, porque
nos auto-destruímos por la tendencia del Photoshop, o porque los
diseñadores de moda están locos paseando a esqueletos por las
pasarelas.
No, señores. Esto ocurre porque
nosotros mismos, los que tenemos al lado, nos dedicamos a mirar el
físico, y el físico, y el físico. Y llamamos gordas a las niñas
desde pequeñitas. Y les damos cosas light de adolescentes. Y les
dejamos pensar que sólo eres bella si eres delgadísima. Y nos
reímos de ellas. Y hasta las chicas gordas se ríen de otras chicas
gordas. Cuando, en realidad, ser gordo no tiene nada de malo. Es un
estado, en el que estás si quieres, bajo tu decisión, y que puedes
cambiar cuando te plazca, pero no por la opinión de otros, si no
porque tú misma quieras hacerlo. Igual que te cambias el color del
pelo o cualquier otra cosa, haces lo que quieras con tu cuerpo.
Por eso veo estúpido que la gente
maldiga a los anuncios. Los malos siempre son la tele, las vallas
publicitarias, anuncios de internet... Siempre las empresas, siempre
quienes van a coger dinero. Cuando, realmente, esas empresas hacen lo
que hacen porque la gran mayoría de mujeres se infectan unas a otras
con el virus de “gorda = fea”.
Sé que esto no cambiará de un día
para otro, es evidente. Que a las chicas les gusta estar delgadas y
no quieren verse michelines porque los hemos hecho anti-estéticos.
Pero os aseguro que, si algún día tengo una hija, no la educaré
para que la palabra “gorda” le siente como un insulto, no
contribuiré a eso. Espero que tenga la conciencia tranquila cuando
coma, y que sepa que esos anuncios milagros son un engañabobos. Y
que viva como quiera, y que marque lo que marque el peso, lo
importante es que sea feliz, porque esos números no te dan la
felicidad.
Y ya tengo una idea nueva para
escribir. Hasta pronto.
Alegre, alegre, alegre.
La vida es solo un sueño.
Yo ya lo conté también no hace mucho. "Gorda" es un estado físico. Si lo estás, lo estás y no debería sentarte mal que te lo dijeran. Y si no lo estás, es mentira, y no tiene sentido que te moleste que te lo digan. Es como si a mí me dicen "¡¡¡rubia!!!" y me ofendo...
ResponderEliminarEn cuanto a las dietas milagro, tienen un peligro...
Yo no estoy de acuerdo con la idea de que esa mentalidad es culpa nuestra.
ResponderEliminarSi la idea de perfección que nos inculcan (los anuncios, las películas...) fuese que lo mejor es tener una 40, 44 o 50, ¿crees que en las pasarelas las modelos tendrían una 32 y las mujeres estarían obsesionadas con estar planas?
Si en las portadas de revista las mujeres estuvieran sin depilar, con granos... ¿crees que las personas iríamos a centros de estética, buscaríamos cremas para nuestra piel?
Es lo que nos venden. No sé cómo empezó la idea de que una 38 era la perfección, pero desde luego no creo que empezase mientras dos amigas se comían un helado una tarde de verano...
Igual no empezó así, pero que la perpetuamos todos los días, te lo aseguro. Desde la niña que se mete con su compañera por que no va depilada, hasta las mujeres para las que perder "esos tres kilitos" llega a hacerles llorar.
EliminarEl origen puede ser ajeno, pero lo mantenemos día tras día tras día. Y nos refugiamos en el "es culpa de las empresas de moda" para no cambiarlo.
Con la respuesta de la Buhonera no tengo más que añadir... Que no surgiera de "la gente de a pie" no significa que no lo perpetuemos... Y me parece absurdo que sean las empresas las que tengan que cambiar, porque cuando lo hacen, las acribillan (véase el ejemplo de Violeta by Mango).
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