domingo, 19 de abril de 2015

Lo inesperado de mi fin de semana.

Para nada me esperaba todo esto. Para nada sentarme a escribir a las 2 y media de la mañana porque no puedo dejar de pensar y, o escribo, o reviento. Porque ni La chica de Los Planetas es capaz de sacarme de este trance en el que acabo de meterme hace unas horas al ver que todo esto se ha acabado. Y se acabó. Y no puedo con el peso que eso me supone.

Venía a este fin de semana con muchas ganas, mentalizada para el espectáculo y pasármelo genial. Y ha sido así, pero más. Muchísimo más. Más intenso. Y lo sé porque he hecho muy pocas fotos y, cuando me pasa eso, es porque se me ha ido la cabeza a cosas mucho más importantes.

He visto a todas las personas que esperaba ver, aunque con algunos ni siquiera he podido cruzar palabra y, con los que sí, ha sido tan poco tiempo que me duele muchísimo. Porque Berlín y Barna están jodidamente lejos, y necesito más tiempo con vosotros, porque sois impresionantes.

La experiencia del evento ha sido increíble, he llegado a temblar sin poder controlar la emoción. Jamás me había pasado algo así. Jamás me habían temblado tantísimo las piernas, los brazos, los labios. Jamás. Nunca había experimentado tanta adrenalina corriendo por mis venas, ni un sentimiento de vacío tan grande al coger el metro y despedirme de la experiencia para siempre. Tanto, que he llegado a llorar mientras caminaba por Madrid, sabiendo que jamás voy a volver a vivir algo tan intenso.

Cuando empecé a jugar a League of Legends nunca imaginé que me iba a pasar todo esto gracias al juego. Nunca pensé que llegaría a conocer a quienes conozco ahora, a regalarle Kinder Buenos al chico happy, a que el melenas me reconozca sin haber hablado nunca, a que el chico serio me regale una sonrisa y me diga lo caro que le ha costado hablar conmigo, a que el inglés de mentira me diga que me odia por no haberle interrumpido en el Foster's... y a muchas cosas más.

Además me ha dado para conocer a tres personas increíbles y volver a pasar buenos ratos con el cuarto, haciéndome reír hasta que se me saltaran las lágrimas. Espero de verdad que nos veamos en Cádiz porque me muero de ganas de veros otra vez.

Volvería a repetir esta experiencia un millón de veces más, y me pesa saber que no va a repetirse nunca. Espero de verdad poder volver a veros a todos, coincidir alguna vez o viajar para veros con la excusa de visitar la ciudad. No tenéis ni idea de lo que significáis para mí. Ni idea. Muchísimas gracias por formar parte de mi vida desde hace unos meses o unos días, siempre guardaré un rincón especial para los que habéis formado parte de esto. Os quiero muchísimo. Gracias.

martes, 7 de abril de 2015

Mujeres reales.

Altas, bajas, gordas, flacas, de pechos grandes, de pechos pequeños, cadera ancha, cadera estrecha, con más o menos pelo, con granos o sin ellos,con o sin celulitis, con estrías o sin ellas, rubias, morenas, pelirrojas, peliazules, pelirosas... TODAS son mujeres REALES.

Yo soy una chica bajita, con algo de chicha, pechos pequeños, caderas anchas, pelillos por aquí y por allá, un grano esporádico una vez al mes, con celulitis, algunas estrías, morena... y soy igual de real que una modelo de Victoria's Secret o una chica con obesidad mórbida. Igual. Y, ¿sabéis por qué? Porque las mujeres somos todas diferentes. ¡¡Anda!! Os acabo de descubrir el mundo.

Estoy muy harta de esos post que inundan mi Facebook en el que las chicas más rellenas defienden e imponen con el calificativo de "mujer real" a ellas y sus curvas, y en las que las chicas delgadas protestan porque ellas también son reales y están hartas de que les digan que tienen que comer más. Y tienen toda la razón del mundo.

Dejad de meteos pullas las unas a las otras -porque lo más triste de todo es que son las propias mujeres las que se discriminan entre ellas-. Todas sois mujeres reales porque tenéis los cromosomas XX, porque nacisteis mujeres, porque tenéis un coño y un par de tetas y porque el médico, la matrona o quien fuera dijo "Felicidades, es una niña". Y ya está.

Odio esa guerra en la que quieren hacernos partícipes a todas para que "odiemos" a las que tienen un cuerpo diferente al nuestro y por querer desprestigiar a las mujeres que son más afines al canon de belleza de los anuncios actuales. ¿Os cuento otro secreto? ¡¡ME LA PELAN LOS CÁNONES DE BELLEZA!! Una mujer me puede parecer más o menos guapa y/o atractiva esté o no dentro de los cánones de belleza. Y así, aunque no os lo creáis, le pasa a todo el mundo. Aunque la gente suela tener un "tipo" predeterminado que les gusta, siempre puede aparecer una persona fuera de su tipo que le resulte atractiva. Y ya está. Y eso es lo bonito del mundo, ¡nuestras diferencias!

Dejad de fijaros en el aspecto de quien tenéis al lado para compararos. ¿Depende de otra persona cómo te sientas contigo misma? ¿En serio? ¡¡Quiérete!! Quiere a tu cuerpo con curvas o sin ellas, dale cariñitos a tus estrías/celulitis/granos/pelos lo que sea si los tienes y si no los tienes, a tu piel lisa también, dale cariñitos. No te avergüences de cómo eres ni intentes cambiarlo porque otros te vayan a juzgar, tienes que estar por encima de los comentarios de la gente.

Yo decidí pasar de todo, y llevo pantalones cortos en verano luciendo mi variz, mi celulitis, las cuatro cicatrices de mis rodillas y, a veces, aunque no os lo creáis, ¡pelillos en mis piernas cuando no me apetece depilarme!

Y, como mucho, lo que me preguntan es de qué son mis cicatrices. Nadie me ha preguntado por qué no hago más deporte para no tener celulitis, por qué no me he depilado, ni me señalan por la calle al grito de "¡¡DÓNDE VAS CON ESA VARIZ, NIÑA!!". No. No pasa absolutamente nada. Y si pasa, sonrío y digo que todo es mío. Y al que no le guste, que no me mire.

En serio, quiérete a ti misma, a tu cuerpo perfecto, y no critiques el cuerpo de otra persona por ser diferente al tuyo. Apoyemos la diversidad corporal, que así el mundo es mucho más divertido.


Alegre, alegre, alegre.
La vida es sólo un sueño.

La Felicidad o vivir en Positivo.

Desde siempre he sido una persona negativa y pesimista. Si pasaba algo malo, todo iría a peor y, si pasaba algo bueno, seguro que aparecería algo que lo jodería. Siempre así. Muchos años de mi vida con ese pensamiento.

Hace no demasiado, una gran amiga -de esas en peligro de extinción- empezó a enseñarme otra forma de ver la vida. Al principio sólo me lo comentaba y yo lo veía curioso -como veo casi todo lo nuevo que me descubren- hasta que, a finales del año pasado, llegué a la conclusión de que era algo que necesitaba para vivir. Necesitaba un cambio en mi vida, y algo en el pecho me gritaba que parte de esa respuesta la tenía ella. Empecé con la meditación, y luego con otras técnicas dentro de la meditación en las que no me voy a meter -aunque me encantan y avanzo más cada día-. Lo más importante, ante todo, era la actitud. "Acepta y celebra todo lo que te pase, sea bueno o malo", "los cambios siempre son para mejor" y "nada ocurre por casualidad" fueron las tres premisas que se me han quedado grabadas y que me repito incansablemente.
El principio fue complicado, muy complicado. Al empezar con mis buenas prácticas todo se vino abajo. Cogí una enfermedad, luego otra y otra, los médicos me daban vueltas en cada consulta sacando diagnósticos diferentes y recetándome mil medicamentos cada vez. Hacía muchísimo tiempo que no tenía tanto dolor, tanta desgana y tantas ganas de desaparecer de la faz de la tierra. Aún se me saltan las lágrimas cuando recuerdo todas esas semanas en las que lloraba incansable en el baño por el dolor que me producía todo aquello. Ella no hacía más que animarme, mientras otros desaparecían, recordarme que el cambio que estaba haciendo merecería la pena y que no me rindiera.

Y así fue. Empecé a sacarme del pozo a mí misma, a aceptar aquel insufrible dolor y, de repente, aquello empezó a desaparecer, los medicamentos empezaban a hacer efecto. Las heridas empezaron a secarse, se empezaron a cerrar, y terminaron desapareciendo. Todo estaba conectado.

Vivir en Positivo es difícil, y mucha gente no lo entiende. Soy feliz. Soy feliz pase lo que pase. Soy feliz por mí misma, me acepto, me quiero, celebro cómo soy, dónde estoy, con quién estoy y todos los recorridos por los que me lleve la vida. Todos, sin excepción.
Ser feliz no implica que todo te dé igual, que no sientas, que no sufras, que no llores. Para nada. Sólo hay que ver el mundo con otros ojos y saber sacarle la parte positiva a todo lo que te pase y, si no la encuentras, confiar en que en algún momento, eso que ha sido tan malo, servirá para algo positivo.

Pasar de ser una persona pesimista a ser feliz es algo muy complejo. A veces te asaltan dudas y tienes que ser capaz de disiparlas. Hay que analizar calmadamente los cambios que se producen día a día y saber mantener una actitud positiva. Quienes se cabrean y lamentan por todo lo que les pasa no van a conseguir el máximo en sus vidas, se van a quedar ahí, quejándose de la avispa que les ha picado en el pie en vez de mirar el inmenso lago entre colinas que tienen enfrente.

Desde pequeños hemos vivido escuchando que la felicidad es pasajera o incluso que no existe. No podrían estar más equivocados. La felicidad no es un estado de ánimo que viene y que va, es una forma de vivir la vida y, si lo entendiérais, empezaríais a ver cosas magníficas que ahora mismo no sois capaces de ver, que se os escapan.

Yo estoy dispuesta a seguir avanzando de esta forma, a seguir mejorando y descubrirme a mí misma sonriendo al despertar. Porque no hay una fuerza mayor que la de tus propios pensamientos. Porque todo lo bueno pesa muchísimo más que lo malo. Porque lo malo no es más que una lección positiva. Todo cuenta.


Alegre, alegre, alegre.
La vida es sólo un sueño.

domingo, 5 de abril de 2015

Cosas que no entiendo: Celos.

Que toda persona de tu mismo sexo sea enemigo.
Que "esa zorra" te agregue a Facebook o las bromas con "tu amiguito" sean motivo de disputa.
Que a saber qué va a hacer cuando sale de fiesta sin ti.
Y un sin fin de estupideces más.

Soy consciente de que no pienso igual que la inmensa mayoría de la sociedad. Soy consciente de que mi forma de ver el mundo puede resultar peculiar y/o inusual. Pero, en serio, ¿qué carajo os pasa?

Celosos y celosas del universo, que os escudáis en que los celos son una muestra de amor, en que vuestra pareja es vuestra y de nadie más, en que amar significa estar pegados como lapas las 24 horas del día, los 365 días del año y, en caso de no estar juntos, echaros de menos en cada momento.¿Qué os pasa? ¿A qué viene esa necesidad?
¿Os cuento un secreto? Sois unos inseguros. O eso creo. En mi cerebro los celos sólo tienen cabida en un escenario en el que el celoso tiene una autoestima baja, el celoso no confía en su pareja o el celoso es una persona infiel, por lo que piensa que la otra persona va a engañarle con otra porque, realmente, eso es lo que haría él o ella si se descuidan.
Siento descubriros esa terrible verdad.

Sé que si algún celoso llega a mi blog pensará que soy gilipollas, que no tengo razón y que no es que no se fíe de la persona que tiene al lado, sino que no se fía del resto. ¡Já! Cuántas veces habré escuchado esa excusa en boca de una posible futura pareja (frase que le condena a buscar a una más tonta).

Se supone que cuando estás con una persona tiene que existir confianza mutua y que ambos podéis disponer del espacio que necesitéis para vosotros mismos sin tener que darle explicaciones al otro. O eso pienso yo. Tu pareja no puede convertirse en tus padres cuando tenías 14 años y te controlaban dónde estabas, con quién estabas y cómo ibas vestido. Tu pareja es un acompañante en tu vida, no un mandamás que dicta quién es válido y quién no para ser tu amigo.

En serio, los celos nunca son buenos. Jamás. Los celos llevan a ser controladores y os aseguro que una persona controladora es lo último que querréis en vuestras vidas. Huid de las personas que os vigilan vuestras conversaciones de Whatsapp, vuestra última conexión, a quién agregáis en Facebook o con quién interactuáis por Twitter. No es sano.

Una relación ha de basarse en la confianza y el respeto mutuo, en la libertad de poder expresaros sin miedo, en no tener que ocultarle al otro nada por miedo a un enfado, en poder disponer de vuestro espacio sin agobios. Eso es una relación. Se trata de caminar y crecer juntos, sin cortar las alas a la otra persona, de apoyaros, de ayudaros, de hacerle ver que estáis ahí en lo bueno y en lo malo. De ser felices juntos y por separado. De ser dos individuos diferenciados que se complementan porque quieren, sin obligarse.

Ojalá algún día el universo entienda que la felicidad la deben hallar primero en ellos mismos y, si no sabéis por qué, otro día os lo cuento. Sed felices.