miércoles, 18 de febrero de 2015

~

A veces tienes un destino, una meta, ahí delante, la ves clara. O quieres verla clara. Querer llegar a algo, tenerlo claro, o querer tenerlo claro, pero que mientras se te crucen mil cosas más por delante.
Estudios, trabajo, padres, madres, jefes, compañeros, parejas... Qué más da. Pero tú lo ves ahí, ves esa cosita brillante que te dice que está ahí, que hace que sientas un cosquilleo en el estómago, por amor, por amor a un futuro que quieres, por amor a ti mismo y a lo que más deseas.
Llegar a un punto en el que dices "o esto o nada". No importa lo que has estudiado, para lo que te has estado formando todos estos años. Sabías que ese no era el destino cuando empezaste, sabías que había algo por descubrir. Y lo descubriste, y con ello descubriste lo difícil que es aparecer ahí, ser alguien reconocido y mantenerte. En ese pequeño mundillo, minúsculo, pero que a ti te encanta, que ves con admiración y deseas entrar en él como sea, a cabezazos si hace falta.
Y cada vez conoces más, te adentras más, hay más técnicas, más colores, más estilos, más mezclas, más formas, más... más personas que ya están ahí. Y ves las que están sólo por diversión, y aquellos afortunados que convirtieron su diversión en su trabajo. Y eso es lo que quiero, quiero llegar hasta ahí.
Con poca ayuda, o ninguna, pero con mucho tiempo por delante, aunque estoy impaciente. Lo necesito, lo quiero, me llama, me atrae, me cautiva cada vez que descubro algo nuevo o que redescubro y entiendo mejor lo antiguo.

Por ahora, todo se basa en dinero. Dinero para herramientas, materiales, cursos... y tiempo para ponerlo todo en marcha. Y espacio. Y ganas, que no me faltan.
Mi límite es el final de este año. Para finales quiero tener proyectos hechos, que Laired avance hacia donde quiero y, con suerte, algún encargo, me conformo con uno pequeñito. Ya probé con las agendas y ¡sé que funciona! Que alguien te escriba después de un encargo que te cuesta tantísimo esfuerzo hacer y por el cual no ganas ni un mísero céntimo, es el mayor pago que me han podido dar. Sé que puedo hacer más cosas, tengo las ideas, apuntadas, las listas de deseos en todas las webs de materiales donde pretendo comprar... y prioridades. Enamorarte de tu trabajo es lo mejor que puede pasarte en esa faceta, aunque yo me he enamorado antes de que sea un trabajo. Pasito a pasito, ya nos veremos.

Alegre, alegre, alegre.
La vida es sólo un sueño.