Lo primero, y me remito al primer post,
es que voy a generalizar. Mucho. Bastante. Y a mi modo.
Lo segundo, es que “Cosas de
argentinos” no me gusta demasiado como título pero no quería ponerle “Cosas que te pasan por
salir con un argentino”, que era la idea principal, pero se me hace muy largo, y, como es mi blog, pongo lo que me da la
gana.
Ahora que sabéis esto, continúo.
El prototipo de argentino que todos -y
sobretodo todas- tenemos en
mente, es ese Rodolfo
langostino que nos habla con un asento cautivador -recordando
el capítulo de “Aquí no hay quien viva” donde Belén habla de
su terapeuta de parejas-.
Pues bien, no se equivocan. Los argentinos hablan así,
evidentemente, con ese deje que hace que a algunas se les caigan las
bragas al suelo de forma instantánea.
También tenemos en mente los culebrones sudamericanos, y siempre se
piensa que son amantes apasionados y luchadores hasta el fin -como en
la muerte de El Duque, que muerto y rematado aún sigue disparándole
al malo para salvar a su amada Catalina-.
Todo esto hace que, en nuestro país, los argentinos sean muy
codiciados por las féminas, las cuales no miran más allá del
prototipo que siempre nos han vendido con actores como Juan Martín
Gravina, Michel Brown o Juan Alfonso Baptista -que es Venezolano,
pero para que me entendáis... que me entendéis, vamos-.
Cosas de argentinos surge
de mi día a día: vivir con un argentino.
Mi pareja, aunque lo niegue -y en su DNI ponga que es español-, es
argentino. Su familia es argentina, mezclada con españoles, ingleses
y algunas cosas más. Él, por tanto, ha sido educado y criado por
argentinos, y se le nota. Por eso siempre le digo que lo es, cosa que él niega categóricamente, y dice no ser ni de un sitio ni de otro.
Es una mezcla -y muy buena mezcla, por cierto-.
En el día a día con él -y con su familia-, me he dado cuenta de
las diferencias que existen, y he querido plasmarlas en el blog.
Una de las entradas que tendré, seguro, será sobre el vocabulario.
Hablamos español en ambos países, pero hay muchas diferencias, más
allá del típico coño/concha que ya conocemos todos -perdón papá
y mamá por si me leéis, pero es el ejemplo típico-.
Creo que a la
comida también le dedicaré otra entrada, quizá a los deportes
también, y ya veré las cosas que van surgiendo con el tiempo.
Siempre estoy dispuesta a que me explotéis un poquito y me digáis
temas de los que puedo hablar. Y, por supuesto, no soy experta en la
materia, así que, si me equivoco en algo, comentadlo. No os cuesta
nada y yo aprenderé también.
Alegre, alegre, alegre.
La vida es solo un sueño.